La belleza (interior)

La frase que me inspira es del dramaturgo, humorista y comediografo frances, Moliere:

La belleza del rostro es frágil, es una flor pasajera, pero la belleza del alma es firme y segura.

La belleza, tal y como la entendemos en este mundo superficial, es una melena rubia o morena, a una silueta agradable a la vista, o una espalda ancha, unas abdominales marcadas y una barba de cuatro días recortada con precisión, todo ello enfundado en ropa de marca acorde a una moda dominante. Este atractivo banal puede llamarnos la atención inicialmente, pero ¿y a la larga… qué queda?

Sin embargo, lo que nos cautiva y nos llama la atención de las personas, es su belleza interior. Todos queremos a nuestro lado personas con sanos sentimientos, rectas intenciones, solidos principios y buena actitud, es decir, personas que tengan el alma firme, limpia y fortalecida… pero, ¿y tu, eres así para los demás?

Las apariencias nos llevan a juzgar con ligereza y a ignorar aspectos que se esconden detrás de cada persona. La ardua tarea de cultivarnos en el interior pasa por reconocer nuestra verdad y desde ahí mejorarnos todo lo posible para ofrecer cercanía en el encuentro, facilitar llaneza en el trato, mirar sin vicio y ser rectos en el comportamiento, es decir, ¡honrar la verdadera belleza!

Entregarla pasa por ser valiente con uno mismo, por eso: “dime en qué ocupas tu tiempo y te diré que tienes en el corazón”, el lugar donde reside el verdadero atractivo.

Recuerdo que mi padre, decía que la cara es el espejo del alma… y ahora añado: y una mirada brillante, la prueba de su belleza.

Si la belleza interior se asocia a verdad y a bondad, la mentira y el engaño nos deforma y nos endurece, y nos lleva a entregar lo peor de nosotros mismos, algo que enseguida se torna en fealdad.

Es muy posible que, después de haber conocido y tratado a ciertas personas, hayas experimentado la sensación de verlas con mayor belleza. Esto sucede porque la anchura de su alma, la grandeza su carácter y la forma en que se dan a los demás transmite algo intangible que les permite brillar de otra manera. Nadie puede ser realmente bello sólo con el “empaque” y la pose. La belleza ES, cuando lo es de forma integral.

Muchas veces pienso que deberíamos ser reversibles para, al menos una vez al mes, que nos vieran por dentro y así brindarle a los demás la oportunidad de conocer la belleza real de cada uno. ¿Os atrevéis?

Para terminar, os hago dos preguntas: ¿quién querría estar a tu lado si te viera por dentro?, ¿puede alguno de vosotros presumir de belleza?

Un abrazo. Borja.

Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Aceptar y continuar | Más información