La Habitación de Cristal.
Comparto un método que empleo con frecuencia para tomar distancia con ciertas situaciones y ganar objetividad en la comunicación, una herramienta que facilita a las personas que ofrezco acompañamiento la posibilidad de observarse en una situación que les afecte. En el fondo se trata de un cambio de observador. Lo llamo «La Habitación de Cristal».
Imagina una habitación sencilla, con su puerta, una mesa, dos sillas frente a frente… nada más. El suelo es opaco. Las paredes y el techo de esta habitación son de cristal. Utiliza tu imaginación y piensa que eres un gran ojo que todo lo observa desde el techo y sin juzgar. El ejercicio consiste en observar “a vista de pájaro” cómo entra en la habitación a nuestro/a interlocutor/a (o la persona con la que queremos resolver una situación concreta de entendimiento y/o comunicación). Vemos cómo se sienta, observamos su actitud, su disposición, la manera de desenvolverse y la postura que adopta al sentarse en una de las sillas que están frente a la mesa. Observas cómo se comporta y evitas cualquier tipo de juicio. Recuerda que eres un «objetivo de cámara» y observas sin juzgar.
Ahora que hemos observado con objetividad, nos preguntamos:
- ¿cuál es el modelo mental de esta persona, que condicionantes culturales y educacionales trae?
- ¿qué elementos de su vida o día a día le están haciendo ser como está siendo en este momento?
- ¿qué gano o qué pierdo por etiquetarlo desde mi perspectiva y modelo mental?
- ¿esta etiqueta favorecerá o perjudicará mi relación con él/ella de cara al futuro?
Anótalas todas las respuestas que te emerjan, hazlo con honestidad.
Ahora damos un paso más… nos vemos a nosotros mismos entrando en la habitación y ocupando la silla que queda libre. Repetiremos el proceso anterior observando nuestra propia manera de desenvolvernos, disposición, modelo mental, actitud y nos preguntamos de nuevo
- ¿qué elementos de mi vida y día a día me están haciendo ser como estoy siendo en este momento?
- ¿de qué manera me puede estar etiquetando la otra persona?
Anota también con honestidad las respuestas que te emerjan.
Cuando tengas las respuestas de ambas partes, respuestas que tú mismo habrás construido con algo más de objetividad, podrás ponerlas unas frente a otras y ver los puntos de coincidencia o divergencia que hay.
Ese será el punto de partida… para abordar una conversación para mejorar una relación de comunicación con alguien y evitar caer en los enganchones. Es importante que tengas en cuenta los modelos mentales y sistemas de creencias de los interlocutores, es decir, “desde dónde hablan». Con esta información podrás «sugerir-te» -siempre con sentido constructivo- a ti, como protagonista, qué actitud es más favorable o menos perjudicial (valiosa, al fin y al cabo) para mantener una conversación productiva.
Al final, cuando logras aparcar «posturas emocionales» y te atreves a «soplarte al oído» aquello que mejor contribuiría al desarrollo constructivo de esa conversación -gracias a tu propia ayuda objetiva- lograrás exponer lo que necesitas y lo que esperas de la otra persona; te darás cuenta que resolver algunas situaciones de comunicación es más sencillo de lo que parece.
Espero que te resulte de utilidad. Un abrazo.